Estudié la carrera de veterinaria para acercarme a los caballos y tratar de comprenderlos. La profesión me brindó recursos académicos para seguir cerca de ellos, pero no sació mi necesidad de conexión con el mundo equino. Fui una buscadora crónica, llena de inquietudes de manejo, de doma, de amanse y de monta. Pasé por hípicos y por campos; por caballos prestados o de alquiler y siempre me faltó más conexión, más tiempo y más vínculo. Pero recién cuando tuve mis propios caballos aprendí sobre mis incongruencias entre lo que pienso-siento y lo que hago. No hay mejor maestro que un equino para mostrártelo. Ellos reflejan las emociones, la corporalidad y hay veces que creo que leen los pensamientos. Con los caballos obtuve tanta información sobre mi desconocida humanidad que nuevamente retomé mis estudios pero esta vez desde el Coaching ontológico. Hoy sumo las herramientas del coaching ontológico, la etología equina, la espiritualidad, y tantas búsquedas por diversos lugares a mi...