La madrina: una yegua para imitar
En una manada hay una yegua, generalmente la de mayor edad, que asume el papel de organizadora social del grupo. Ella és quien encabeza las caminatas hacia los mejores pastos y los abrevaderos y quien se ocupa de que se respeten las normas de convivencia de la manada. Su rol es muy importante y asegura la cohesión y en parte, la supervivencia de todo el grupo. En consecuencia, debe comunicarse clara y coherentemente para mantener su liderazgo y que éste sea respetado.
Cuando un potro o potranca,(el equivalente por edad a un adolescente o adulto joven humano) no respeta las pautas sociales, la yegua madrina lo expulsa del grupo, y se interpone para impedirle su regreso a la manada. Al hacerlo lo expone a la vulnerabilidad que implica para un caballo estar aislado.
Es aquí donde el potro tiene dos opciones: alejarse de la manada para buscar nuevos compañeros de fechorías y seducir novias en el camino, o mostrar sumisión, lo que humanamente podríamos traducir en un “Ok , reconozco tu liderazgo, acataré tus reglas, tengo miedo de estar solo, permíteme volver”.
¿Cómo suponen que será recibido? ¿A los relinchos y las patadas, mostrándole lo mal que se portó? No. En este último caso la yegua gira, invitándolo a seguirla y lo recibe con una sesión de caricias, mimos y acicalamientos que refuerzan el vínculo y estrechan los lazos de pertenencia a la manada. Asombroso, ¿no? Imaginémonos cuán distinta sería la relación profesora-alumno, madre-hijo, jefe-subordinado, etc. si tan sólo aplicáramos este sistema de refuerzo positivo.
De la vinculación directa y del lenguaje y comportamiento equino podemos reaprender:
- Coherencia en las reglas sociales. No existen las ambigüedades ni el “Si te portás mal…”. Si el potro realiza algo indebido, en respuesta sufre una consecuencia social inmediata.
- Coherencia en el lenguaje. La yegua da sólo una señal de advertencia.
- Respuesta siempre a tiempo presente. Cuando el potro muestra un cambio de actitud, no hay reproches, la yegua también depone el castigo inmediatamente.
- Simpleza de vínculo. El mayor aprendizaje del potro se obtiene con las demostraciones de afecto y la invitación de volver a su grupo, liberándolo del miedo y la tensión y dándole una cálida bienvenida.
Al observar el comportamiento de los animales, las personas podemos aplicar esa simpleza para aprender a relacionarnos mejor, sin caretas ni dobles discursos de por medio.
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